Bertrand Rusell, premio Nobel de Literatura en 1950, uno de los filósofos más influyentes del siglo XX y fiel defensor de las políticas antibelicistas y antiimperialistas, lo dejó escrito: “Las tres palabras más difíciles de pronunciar son: me he equivocado“. Reconocer los errores propios no es nada sencillo: el orgullo, el ego, la vergüenza humana… son factores que, sin duda, dificultan el reconocimiento del desacierto de uno; resulta todavía más complicado cuando el yo se convierte en nosotros, y tienes que convencer a toda una sociedad que se ha comportado de forma inmoral, desafortunada o, cuanto menos, poco solidaria.
El caso brasileño
Y sin embargo, resulta esencial verbalizar y asumir los propios errores, porque la alternativa es enrocarse frente al agraviado, culpar al prójimo y crear una bola que no va sino en aumento, como una avalancha de nieve que se desliza colina abajo. La semana pasada, el presidente de Brasil, Lula da Silva, pidió perdón públicamente a las poblaciones indígenas de su país por las tropelías cometidas durante la dictadura militar de la que ahora se cumplen 60 años de su comienzo.
Una persecución que se saldó con más de 8.000 indios asesinados durante los 20 años de régimen militar y muchos miles más perseguidos y encarcelados por su mero origen. Actualmente, la población indígena de Brasil representa menos del 1% del total de los brasileños (algo menos de 2 millones de habitantes), sin embargo, no ha sido hasta ahora que comienzan a tener peso político y a reconocérsele a nivel institucional el legado cultural de las diferentes tribus.
Este caso no es sino un solo ejemplo de la necesidad de poner en valor las diferencias personales, sociales y culturales; no solo aceptar al diferente, sino apreciarlo, reconocer sus aptitudes y habilidades. Siguiendo con el ejemplo brasileño, es loable el trabajo del fotógrafo Sebastiaõ Salgado sobre la Amazonia y sus diferentes tribus, recogidos en su libro fotográfico homónimo y que pudo verse durante el 2023 en una gran exposición en Madrid.
Otras formas de decir “Me he equivocado”
Y una gran forma para apreciar las diferencias entre culturas diversas es entrar en contacto con las mismas. Por eso, desde AFS Intercultura ofrecemos programas de inmersión cultural para adolescentes en Brasil, sí, pero también en varias decenas más de países como Italia, Japón, Finlandia o Hong Kong. Y también damos la posibilidad a las familias a descubrir otras culturas a través del programa “Abre tu casa al mundo”, que os permitirá entrar en contacto con un joven o una joven de culturas tan diversas como la tailandesa, la canadiense o la mexicana y, por supuesto, con la brasileña.
Convivir con un adolescente de otro país es una genial oportunidad de hacer autocrítica de forma conjunta, de reconocer los errores propios y ayudar al crecimiento personal del estudiante internacional. En resumidas cuentas, es una forma fantástica de poder decir “Me he equivocado” entre risas y evitar futuros conflictos, que ya suficientes tenemos.