La misión de AFS Intercultura es crear un mundo más justo y pacífico a través del entendimiento entre culturas y la ruptura de barreras de origen y clase social. Para ello, es necesario que los ciudadanos de las diferentes sociedades desarrollen ciertas habilidades y competencias como la empatía y la comprensión mutua, habilidades clave para la resolución (y la evitación) de conflictos.

El cine y la No-Violencia

El cine, el penúltimo de las arte (y quizás la más completa de todas), es una gran herramienta de concienciación y sensibilización, y tiene un poder de transmisión de mensajes muy poderoso. Como en otras ocasiones, en esta entrada te traemos cinco grandes obras del séptimo arte que pueden ayudar a jóvenes y no tan jóvenes, a despertar (o profundizar) estas habilidades. Cinco películas protagonizadas por niños, siempre las víctimas más desprotegidas y frágiles; cinco películas de diferentes filmografías que retratan el poder devastador de la guerra, y que nos hacen reflexionar sobre diferentes alternativas para la resolución de conflictos.

Espíritu de la colmena

El espíritu de la colmena, de Víctor Erice (España)

En la celebrada ópera prima de Víctor Erice, la violencia se encuentra latente durante todo el metraje; y aunque solo se explicita al comienzo a través de un ejercicio de meta cine con la proyección de El doctor Frankestein, toda la película gira entorno a la mirada atónita de Ana (primer papel en el cine de Ana Torrent) y su reacción frente a las primeras experiencias violentas de su (aparentemente) apacible vida. Violencia no solo la cinematográfica, sino también la que asola a una Castilla machacada por la Guerra Civil.

El espíritu de la comena es una película sobre la temprana pérdida de la inocencia, fruto de entornos marcados por el rencor, el miedo y la falta de comunicación durante los primeros años de posguerra; pero es también una película sobre la imaginación y la curiosidad infantil, y como estas herramientas ayudan a trabajar el trauma.

La infancia de Iván, de Andrei Tarkovski (Unión Soviética)

De ópera prima de un maestro a ópera prima de otro maestro. La primera película del soviético Andrei Tarkovski es un alegato antibelicista contado a través de la transformación de Iván, un niño forzado a ser adulto. La II Guerra Mundial ha cercenado la vida de su madre y de su hermana y, de paso, su propia infancia.

En su lucha encarnizada contra los alemanes, Iván sufre una deshumanización física, pero sobre todo mental; ya no solo deja de ser niño, sino que poco a poco, el odio y el miedo le va consumiendo hasta terminar con su persona.

Fotograma de La infancia de Iván
Fotograma de La infancia de Iván

La tumba de las luciérnagas, de Isao Takahata (Japón)

Paradigma de película lacrimógena; esta durísima historia animada de dos hermanos huérfanos tras los bombardeos estadounidenses en Japón, es otra clarísima muestra de los devastadores efectos de la guerra en la infancia; cuyas víctimas no se ven únicamente afectadas por la violencia directa (¡qué es inmensa!) sino por el abandono y el egoísmo que esto genera también en las víctimas civiles.

La tumba de las luciérnagas

No recomendable si tenéis un día sensible o estáis de bajona, a no ser que necesitéis llorar a moco tendido para desahogaros.

Adiós, muchachos, de Louis Malle (Francia)

También ambientada durante la II Guerra Mundial, ganadora del León de Oro en Venecia y nominada a dos Oscar (película extranjera y guión), Adiós, muchachos narra la amistad entre Jean, un judío escondido en el internado de Fontainebleau y Julien, adolescente católico de familia acomodada.

Ambientada en 1943, durante la ocupación nazi de Francia, Adiós, muchachos (Au revoir les enfants) es un relato autobiográfico del propio Louis Malle sobre su infancia en el internado de las Carmelitas de Fontainebleau; película sútil sobre la persecución alemana a los judíos y sobre la memoria infantil de un Malle ya maduro.

The Bride (La novia), de Myriam U. Birara (Ruanda)

La más reciente de las cinco cinta (y, en esta ocasión, la única dirigida por una mujer; el autor promete que no se volverá a repetir), es la ruandase The Bride, de 2023, en la que su directora visibiliza un fenómeno (los matrimonios forzados de menores de edad) que si bien hoy por hoy está prohibido en su país, continúa produciéndose.

No obstante, The Bride se retrotrae a finales de los años 90, poco después del genocidio tutsi a mano del gobierno hutu en Ruanda; y cuenta la historia de Eva, una adolescente que acaba de terminar la educación secundaria y aspira convertirse en médico, pero tras ser raptada y violada por un hombre al que su familia le obliga a casarse ve todos sus sueños truncados. Sin embargo, Eva encuentra a una confidente en la prima de su imprevisto marido, víctima del genocidio (como su esposo y toda la familia).

Con sobriedad y sin artificios, Myriam U. Birara construye una historia tan desgarradora como hermosa a través de la compartición del trauma y la reelaboración de un pasado traumático. ¡Muy recomendable, como las otras cuatro, dicho sea de paso!

Fotograma de The Bride, de Myriam U. Birara
Fotograma de The Bride, de Myriam U. Birara