Hace unas semanas, Nuria, tras recibir la llamada de nuestro compañero Pietro Petrone (que se encuentra buscando ex-participantes para la celebración del 70 aniversario de AFS Intercultura España), decidía visitarlo en su quesería de la ciudad condal (donde reside actualmente la médico valenciana). Y hace apenas unos días, Nuria visitaba de nuevo a Pietro acompañada de la parisina Betty. Su amiga francesa desde que hicieran juntas su programa AFS en Estados Unidos.
Nuria y Betty se conocieron en los alrededores de la Bahía de San Francisco en 1992, año en el que las dos realizaron su programa AFS en el país norteamericano. Desde entonces, no solo se han mantenido en contacto, sino que les une una fuerte amistad que las lleva a planear alguna escapada juntas casi todos los años. Este 2022 tocaba la Costa Brava. Nuria hacía de anfitriona.
Echando la vista atrás
De su programa de movilidad 30 años atrás, las dos destacan que fue un período de mucho crecimiento y madurez personal. Y aunque reconocen que los altibajos durante la estancia fuera de casa suelen ser frecuentes, ellas confiesan que no los tuvieron. “No teníamos tiempo, estábamos experimentando la libertad de vivir un poco más a nuestro aire”, confiesa Betty. Puede que fuese precisamente esa sensación las que les dificultó un poco la readaptación a su vuelta.
A pesar de esa libertad que subrayan. Tanto Nuria como Betty tienen muy presente que su experiencia con AFS, además de crear una amistad inquebrantable, les permitió conocerse mejor a ellas mismas y descubrir otras culturas y formas de ver el mundo.
Además, las dos se mantienen en contacto con sus familias anfitrionas. Y no solo eso, sino que Betty, que conoció AFS porque ya su madre realizó un programa de movilidad (también en California), nos cuenta que también su madre mantiene el contacto con su host family, y que sigue bastante vinculada a la organización, y es que este verano acudirá a un evento nacional de AFS Francia en el Norte del País.
Las dos ex-participantes no dudan a la hora de recomendar realizar un programa de movilidad intercultural por la apertura mental que conlleva, por los retos y el aprendizaje que supone y, también, porque no negarlo, porque el conocimiento de nuevos idiomas fue también una gran ventaja a la hora de abrirse camino en el mundo laboral.