Si coincidimos con quien haga comentarios racistas, es mejor hacerle preguntas que darle respuestas. ¿En qué basa sus ideas? ¿Dónde ha escuchado tal o cual rumor? ¿Está segura/o de lo que afirma? También podemos proponerle acudir a las fuentes directas y oficiales, a la caza de datos que legitimen su opinión. O cuestionar las generalizaciones y enfatizar la idea de que cada persona es un mundo. Estos son algunos de los consejos que nos da el Proyecto COCO, dirigido contra el odio cotidiano. A principios de marzo, sus activistas llevaron a cabo varios talleres en las dependencias de AFS Intercultura en Madrid. En ellas formaron al voluntariado y al equipo técnico.
Más consejos. Tratar de mantener un discurso positivo y mencionar los beneficios sociales, económicos y culturales que aporta la inmigración. O hablar de los vínculos comunes que, en realidad, compartimos con toda la raza humana, como el sueño de una vida mejor. Así los enumera la estudiante Kaoutar Bakdid, a cargo de estos talleres donde también colaboran la Fundación Al Fanar, la organización Cazalla Intercultural, el colectivo Jovesólides o, naturalmente, AFS.
El encuentro aborda, entre otros, el racismo aversivo: el que ejercen, sin querer, aquellas personas que se consideran progresistas. Por ejemplo, el 90% de la población española se siente desprovista de prejuicios racistas. Pero luego, al realizar preguntas más concretas, encontramos a quienes piensan que en España hay demasiada inmigración, o que esta supone un fenómeno negativo. “El lugar donde más cuesta combatir el racismo es aquel que apela al miedo. En especial, al miedo físico. Ahí es muy difícil entrar. Yo misma trato de combatir mis miedos, como mujer, cuando voy sola por la calle”, reflexiona Bakdid. Y en los talleres, al hablar de microrracismo, alguien reconoce que a veces se ha llevado la mano al bolso si a su lado caminaba algún inmigrante.
Así, el taller no trata solo sobre cómo convencer a los demás, sino que nos pide mirar hacia dentro. ¿Qué pequeñas agresiones racistas cometemos? ¿Y cuáles padecemos? A Bakdid, la nacionalidad marroquí le impidió acceder a una beca, a pesar de contar con un buen expediente académico. Ella está graduada en Trabajo Social por la Universidad de Murcia, y parte de las conclusiones que obtenga en el taller nutrirán su trabajo de fin de máster. Por ello, quienes acuden a estos encuentros debaten en voz alta sobre racismo y migración y rellenan una encuesta anónima sobre sus propios prejuicios. Uno de los más frecuentes: pensar que todas las personas negras son inmigrantes.